Universidad y soberanía Estudios sobre la guerra y la posguerra de Malvinas y Atlántico Sur Universidad y soberanía Estudios sobre la guerra y la posguerra de Malvinas y Atlántico Sur Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp) 47 N.º 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina +54 221 427 3992 / 427 4898 edulp.editorial@gmail.com www.editorial.unlp.edu.ar Edulp integra la Red de Editoriales de las Universidades Nacionales (REUN) Primera edición, 2015 ISBN N.º 978-987-1985-76-0 Queda hecho el depósito que marca la Ley 11723 © 2015 - Edulp Impreso en Argentina Universidad y soberanía Estudios sobre la guerra y la posguerra de Malvinas y Atlántico Sur CARLOS J. GIORDANO (compilador) Diseño y diagramación: Andrea López Osornio / Julieta Lloret Universidad Nacional de La Plata Universidad y soberanía: estudios sobre la guerra y la posguerra de Malvinas y Atlántico Sur; compilado por Carlos Giordano. - 1a ed. - La Plata: EDULP, 2015. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-1985-76-0 1. Islas Malvinas. I. Giordano, Carlos, comp. CDD 997.11024 Índice Proemio 11 Carlos J. Giordano La situación sanitaria en las Islas Malvinas 19 Horacio L. Barragán y Santiago L. Barragán Las Islas Malvinas: una extensión de los bosques subantárticos 35 Susana E. Freire, María A. Migoya y Néstor D. Bayón Invertebrados no insectos de las Islas Malvinas 53 Cristina Damborenea Guerra en las aulas. Cómo se enseña el conflicto de Malvinas en la escuela media 63 Gonzalo de Amézola Islas Malvinas, soberanía sudamericana y presencia británica en el Atlántico Sur 97 Héctor A. Dupuy y Martín A. Morgante Investigaciones ficológicas en Tierra del Fuego, aguas circundantes a Islas Malvinas y Antártida 127 Martha E. Ferrario, José M. Guerrero, Gastón O. Almandoz, Adrián O. Cefarelli y Silvia E. Sala Ictiofauna de las Islas Malvinas y Tierra del Fuego 175 Mirta L. García y Hugo L. López La Soberania Alimentaria en el Mar Argentino 205 Fernando Glenza Enfermedades que afectan a la fauna Antártica y Subantártica 231 Gerardo A. Leotta Las aves marinas de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur 281 Diego Montalti La soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, de ayer a hoy 301 Claudio Panella Entomofauna de las Islas Malvinas 321 Paula Posadas y Juan J. Morrone Estudios del Museo de La Plata sobre invertebrados fósiles de la región de Malvinas y Antártida (1952-2012) 335 Alberto C. Riccardi Sobre la presencia de la División Plantas Vasculares del Museo de La Plata en nuestras tierras australes 353 Gisela Sancho y Laura Iharlegui Las estrategias argentinas hacia Malvinas (1945-2012): negociaciones y guerra 365 Alejandro Simonoff Las soberanías de Argentina para América Latina 403 Jorge L. Bernetti Interacción estratégica y cooperación internacional para resolver el conflicto de Malvinas: un análisis desde la teoría de los juegos 433 Martin Tetaz Razones e intereses de una soberanía en disputa internacional y cultural 475 Mario Volpe Soberanía también es Narrar y Escuchar Malvinas. Información, educación, normas y oralidad 513 Carlos Giordano, Susana Lino, Ana Laura Gratti, María Martha Castaño y Claudia Guidone Postfacio Malvinas ¿Desde qué nosotros pensar Latinoamérica? 563 Jerónimo Guerrero Iraola y Manuel Giordano Los autores 577 35Universidad y soberanía Las Islas Malvinas: Una extensión de los bosques subantárticos Susana E. Freire, María A. Migoya y Néstor D. Bayón El Archipiélago de Malvinas comprende dos islas mayores: Isla So- ledad ubicada al este, e Isla Gran Malvina situada al oeste, y un con- junto de más de 230 pequeñas islas e islotes. Ocupa un área total de cerca de 12.000 km² y está ubicado entre los paralelos 51° 00΄ y 52° 30΄ S y los meridianos 57° 40΄ y 61° 30΄ O, en el Océano Atlántico Sur, al este de la Patagonia argentina (a 550 km de Tierra del Fuego y 785 km de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz). (Figuras 1, 2). La formación de las Malvinas se remonta a 200 millones de años atrás, cuando se fragmentó la Gondwana con la consiguiente apertura del Atlántico Sur y la placa sudamericana comenzó a desplazarse hacia el oeste, sufriendo desprendimientos que habrían dado origen al ac- tual archipiélago. El rasgo más destacado del paisaje malvinense está constituido por sus planicies onduladas y cerros redondeados por la erosión, cuyas alturas no superan los 700 metros (el pico más alto es el Monte Alberdi, de 705 metros sobre el nivel del mar). Desde el punto 36 Universidad y soberanía de vista geológico, las Malvinas constituyen una porción emergida de la plataforma continental argentina, que solo llega a los 150 metros de profundidad y une el territorio insular con la Patagonia. Esta ubicación dentro de la plataforma continental es la responsable de la evidente continuidad geográfica entre las islas y el continente sudamericano. En 1839, Darwin escribe: “Es una tierra ondulada, de aspecto de- solado y triste, recubierta por todas partes de verdaderas turberas y de vastas hierba […] siempre la misma llanura ondulada, por todas partes recubierto el suelo de hierbas marchitas y de arbustillos”. Primeras exploraciones botánicas La primera exploración botánica en las Islas Malvinas fue realizada en 1764 por el naturalista Antoine Joseph Pernetty, quien acompañó al capitán de fragata Louis Antoine Bougainville como hombre de ciencia de la expedición del asentamiento francés en las Islas Malvinas (Per- netty, 1770). Las dos siguientes misiones fueron efectuadas en 1789 y 1794 por Luis Née, miembro de la Expedición Científica española del capitán Alejandro Malaspina, quien realizó la primera colección conservada actualmente en el Real Jardín Botánico de Madrid. Con posterioridad, se sucedieron cuadrillas francesas que continuaron has- ta 1822. A partir de entonces, se repitieron cerca de sesenta viajes de botánicos, principalmente ingleses y suecos (Moore, 1968). Los especímenes coleccionados fueron depositados principal- mente en herbarios europeos. Como resultado de estos viajes, se de- staca la publicación de la Flora Antarctica (Hooker, 1847), Illustrations of the flowering plants and ferns of the Falkland Islands (Vallentin y Cotton, 1921), A botanical survey of the Falkland Islands (Skottsberg, 1913), The Vascular Flora of the Falkland Islands (Moore, 1968). Las dos únicas expediciones nacionales se llevaron a cabo unos pocos años antes del conflicto armado con Gran Bretaña y estuvieron orga- nizadas por la Sociedad Científica Argentina. 37Universidad y soberanía Flora de las Islas Malvinas Los tipos de vegetación predominantes son las estepas y praderas graminosas, los matorrales y la tundra (Cabrera, 1971; Cabrera y Wi- llink, 1973; Cabrera, 1976), condicionados por el clima frío y húmedo, con nevadas en gran parte del año. La flora se asemeja a la de los bos- ques subantárticos, pero debido a la fuerte intensidad de los vientos, no hay árboles. Sin embargo, resulta de interés el hallazgo de restos fósiles de dos especies arbóreas (Austrocedrus chilensis y Podocarpus salignus), hoy presentes entre los 38 y 45° S, hallados en los depósitos de West Point Island (Hallé, 1912). La vegetación un tanto monótona está for- mada por arbustos densos y pastos en forma de matas de coloración dominantemente amarilla o verde-amarillenta, debido a la presencia en las praderas de “hierba blanca” (Cortaderia egmontiana), sobre un fondo de manchones de color pardo de “brezales” de “murtilla” (Em- petrum rubrum). En los terrenos impermeables abundan los musgos, donde se forma la turba (constituida principalmente por Astelia pumi- la), usada como combustible por los isleños. En las Islas Malvinas solo existen 172 especies de plantas vasculares nativas, de las cuales 14 (cer- ca del 8%) son endémicas (Broughton y McAdam, 2005, Apéndice 1). Un número semejante de 175, corresponde a las especies adventicias o introducidas (Broughton y McAdam, 2002). De acuerdo con los criterios adoptados por Skottsberg (1913) y Moore (1968), los principales tipos de vegetación o formaciones bió- ticas son los siguientes: 1. Costas marítimas de Tussock Grass: la consociación de “tus- sock” (Poa flabellata) se halla circunscripta principalmente a áreas costeras, usualmente por debajo de los 200 m de alti- tud. Las matas de este pasto pueden alcanzar una altura de 1,5-2 m y un diámetro de 1-1,5 m. Según Skottsberg (1913) su abundancia habría sido mucho mayor antes de la intro- ducción del ganado, dado que se trata de un pasto altamente 38 Universidad y soberanía palatable. Acompañan a la especie dominante Carex trifida, y en aquellos lugares en donde las matas de “tussock” se in- terrumpen Senecio littoralis, Poa alopecurus y Hebe elliptica. 2. Brezal oceánico: este es el tipo de vegetación predominante en las Islas Malvinas, el que puede ser divido en dos variantes para facili- tar su tratamiento: a. Consociación de “hierba blanca” (Cortaderia egmontiana): puede hallarse en terrenos de relieve plano o levemente on- dulado por debajo de los 100 m, aunque también es posi- ble encontrarla sobre pendientes suaves hasta los 180-200 m. Prefiere los suelos no cenagosos de materiales finos. Las matas de esta gramínea llegan a tener 30-40 cm de altura y dejan espacios entre los que aparecen la llamada “frutilla del diablo” (Gunnera magellanica), Lobelia oligophylla, Avenella flexuosa y Cerastium arvense (Figura 4B), entre otras. b. Asociación de “murtillas” (Empetrum rubrum y Gaulthe- ria pumila): conforman el llamado “brezal”, es decir una formación de arbustos bajos. Prefiere suelos relativamente más secos, los que se encuentran en cordones rocosos, con subsuelo de partículas gruesas, manteniéndose alejada de las depresiones húmedas. La especie dominante es Empetrum rubrum, acompañada por Gaultheria pumila y el “guantro” (Baccharis magellanica, Figura 5B). 3. Campos de montaña (formación Feldmark): se la encuentra por en- cima de los 600 m, donde los brezales se hacen menos tupidos de- jando áreas de suelo desnudo y en donde aumenta la proporción de criptógamas. Gran parte de las especies son las mismas que se en- cuentran a menor altitud, pero tienden a dominar las plantas en cojín como las umbelíferas de los géneros Azorella y Bolax (A. selago, A. ly- copodioides y B. gummifera), clavel antártico (Colobanthus quitensis) y Abrotanella emarginata y otras no en cojín como Festuca cirrosa. 39Universidad y soberanía 4. Pantanos herbáceos: dentro de este tipo de vegetación se encuen- tran varias comunidades que se presentan en suelos donde la capa freática está apenas por debajo, a nivel o por encima de la superficie del suelo. El agua tiende a permanecer gran parte del año. a. Asociación de Rostkovia: aparece en depresiones saturadas, donde el drenaje está impedido y el agua se estanca por lar- gos períodos. La caracteriza la especie Rostkovia magellani- ca, típica por su color castaño oscuro. b. Asociación de Astelia: se la puede localizar en suelos com- puestos por una profunda capa de turba. Consiste en una es- pecie de gruesa alfombra capaz de retener agua en sus hojas y ramas viejas. Dominan las duras matas de Astelia pumila, la que puede encontrarse acompañada de Gaimardia austra- lis y Abrotanella emarginata. c. Asociación de Juncus scheuchzerioides: prefiere los terrenos hú- medos de las márgenes de los cursos de agua que llegan al mar. La especie dominante es acompañada por Carex fuscula, “fruti- lla del diablo” (Gunnera magellanica) y Lobelia oligophylla. 5. Matorrales: son solo dos las especies que tienen la capacidad de for- mar un matorral bajo, de uno o a lo sumo dos metros de altura: Chiliotrichum diffusum y Hebe elliptica. a. Consociación de “mata negra” (Chiliotrichum diffusum): esta comunidad se caracteriza por el color grisáceo de las hojas de la especie dominante Chiliotrichum diffusum. Pre- fiere suelos húmedos pero bien drenados, ubicándose prefe- rentemente a lo largo de ríos y arroyos, aunque también es dable encontrarla alejada de los valles de los cursos hídricos sobre suelos arenosos cercanos a la costa. b. Consociación de Hebe elliptica: se la encuentra solamente en ambientes costeros de la Isla Gran Malvina, donde sus matas de 0,5-1,5 m de altura, aparecen esparcidas. Se trata de un componente secundario en donde las especies dominantes 40 Universidad y soberanía son las “murtillas” (Empetrum rubrum y Gaultheria pumila), y acompañan Senecio littoralis, el “té malvinero” (Myrteola nummuaria), la “frutilla del diablo” (Gunnera magellanica) y la “frambuesa silvestre” (Rubus geoides). En algunos casos Hebe elliptica puede formar grupos bastante puros. 6. Vegetación del litoral costero: en amplios sectores del litoral costero se encuentran dunas con arenales húmedos. Según la apreciación de Skottsberg (1913), estas áreas son el resultado de la degradación de las praderas de “tussock” (Poa flabellata). Se pueden encontrar dos asociaciones predominantes: a. Asociación de Senecio candicans: aparece en las arenas coste- ras pudiéndose internarse varios centenares de metros hacia el interior de las islas. Esta llamativa compuesta de tallos y hojas lanosas se reúne en formaciones puras, y al igual que otras es- pecies que la acompañan, como Juncus scheuchzerioides y Poa robusta, pueden sobrevivir aun al ser cubiertas por la arena. b. Asociación de “marran grass” (Ammophyla arenaria) y “pas- to malvinero” (Elymus arenarius): estas dos especies fueron introducidas por el hombre con la finalidad de controlar las dunas móviles. El resultado de su uso ha sido exitoso, ha- biéndose logrado estabilizar las dunas en distintos sectores de las islas. Se cree que en algunos casos el establecimiento de esta asociación se ha dado espontáneamente. 7. Vegetación de agua dulce: en los cuerpos de agua dulce son dos las comunidades que predominan: a. Asociación de Eleocharis melanostachys: se puede obser- var tanto en cursos donde el movimiento del agua es lento como en espejos de agua estancada. La emergente Eleocha- ris melanostachys se destaca sobre Callitriche antarctica que cubre la superficie del agua. 41Universidad y soberanía b. Asociación de Myriophylum: en lagunas de poca profundi- dad, ya sea con sustrato de arena o de arena y barro, pueden observarse comunidades puras de Myriophullum quitense. Afinidades florísticas de las Islas Malvinas con otras regiones Las Islas Malvinas, junto con el continente de la Antártida, oeste de la Patagonia (sur de Chile y sudoeste de Argentina y Tierra del Fuego), gran parte de Nueva Zelanda y todas las islas del Océano At- lántico al sur de 40° S, conforman el Reino florístico Antártico, Reino Holantártico (Good, 1947; Takhtajan, 1986) o Región Antártica (Ca- brera, 1971, 1976; Cabrera y Willink, 1973) (Figura 1). Good (1947) notó al igual que Takhtajan (1986), Morrone (2004) y mucho antes Hooker (1847), que la Antártida, el extremo austral de América del Sur, Nueva Zelanda y las islas del Atlántico sur estaban muy emparentadas desde el punto de vista florístico, con géneros y especies en común. Figura 1. Regiones fitogeográficas mundiales Fuente: Cabrera (1976) - IM = Islas Malvinas 42 Universidad y soberanía El primer autor en señalar la estrecha afinidad entre la flora de las Mal- vinas y los bosques del extremo austral de América del Sur fue el inglés Jo- seph Dalton Hooker (1847). Más tarde lo hizo el sueco Carl J. F. Skottsberg (1909, 1913), luego David Moore (1968) y Ángel L. Cabrera (1971, 1976). De acuerdo con Moore (1968), la íntima vinculación con los bos- ques subantárticos se da especialmente con el sur de Tierra del Fuego con la que comparte más de 120 especies (sobre el total de 172), repre- sentando cerca del 80% de las mismas (Figura 2). Si se tiene en cuenta el área andina patagónica al sur del paralelo 40º S (incluido el territorio fueguino), el número de especies compartidas se eleva a más de 140, lo que representa casi el 90% de especies compartidas. Figura 2. Mapa del sur de Argentina y Chile con el número de especies en común con las Islas Malvinas - Fuente: modificado de Moore (1968) 43Universidad y soberanía Dentro de esas especies merecen citarse algunos helechos del género Blechnum (Blechnum cordatum, B. magellanicum y B. pen- na-marina; Figura 4A), Rumohra adiantifolia y Polystichum mo- hrioides. A ellos se suman los llamados “cadillos” (Acaena magella- nica, Figura 4C y A. ovalifolia), plantas molestas por la adherencia de sus frutos a la lana y la ropa, o las plantas que forman placas o cojines, pertenecientes a las especies Azorella lycopodioides, A. se- lago y Bolax gummifera. Otras que se agregan a las recién citadas, son algunas especies de la familia compuestas: unas de capítulos de color amarillo (Hieracium antarticum, H. patagonicum, Hypochae- ris arenaria y Taraxacum gilliesii), otras celestes (Perezia recurvata) y finalmente de color blanco (Chiliotrichum diffusum, Figura 3 y Figura 3. Ilustración de Chiliotrichum diffusum 44 Universidad y soberanía Leucheria suaveolens). No habría que dejar de lado en esta familia botánica a Senecio candicans, llamativa por sus tallos y hojas blan- co-lanosos. Otras especies destacables son la pequeña estolonífera de frutos color rojo escarlata conocida como “frutilla del diablo” (Gun- nera magellanica) y la “siempreviva”, plumbaginácea de flores color rosado (Armeria marítima, Figura 5A). Existen numerosas especies de pastos menos llamativos que el “tussock grass” (Poa flabellata) y la “hierba blanca” (Cortaderia egmontiana). Son varias especies que pertenecen a los géneros Alopecurus, Anthoxanthum, Agrostis, Fes- tuca, Poa y Trisetum. Aunque pueda parecer llamativo, no faltan re- presentantes entre las orquídeas, de flores de color blanco y verde, o solo blanco: una de ellas, con pequeñas máculas de color verde, Gavilea australis, otra con nervios verdes, Chloraea gaudichaudii, y finalmente una tercera de flores enteramente blancas, conocida como “palomita” (Codonorchis lessonii, Figura 5D). Es necesario desta- car que en las Islas se encuentran las únicas dos especies de plantas vasculares que son nativas del Sector Antártico: el “clavel antártico” (Colobanthus quitensis) y la gramínea Deschampsia antarctica. En mucha menor medida, sus comunidades arbustivas mantie- nen vínculos florísticos con la flora de la Patagonia extraandina o Provincia Patagónica (Cabrera, 1971, 1976). Se puede citar como la única especie típica de la estepa patagónica a la quenopodiácea haló- fita de ambientes inundados Suaeda argentiniensis. Bibliografía Broughton, D. A. y McAdam, J. H. (2002). “The non-native vascu- lar flora of the Falkland Islands”. Bot. J. Scot, Volumen (54) (pp. 153-190). –––(2005). “A checklist of the native vascular flora of the Falkland Islands (Islas Malvinas): new information on the species present, their ecolo- gy, status and distribution”. J. Torrey Bot. Soc., 132 (pp. 115-148). 45Universidad y soberanía Cabrera, A. L. (1971). “Fitogeografía de la República Argentina”. Bol. Soc. Argent. Bot., 14(1-2) (pp. 1-42). –––(1976). Regiones Fitogeográficas Argentinas. Enciclopedia Argen- tina de Agricultura y Ganadería. (2da edición). Tomo II. Fascí- culo 1. Buenos Aires: ACME. Cabrera, A. L. y Willink, A. (1973). Biogeografía de América Latina. Monografía 13, serie biología. Programa Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico. Washington: Organización de los Es- tados Americanos. Darwin, C. R. (1839). Narrative of the Surveying Voyages of her Maj- esty´s ships ‘Adventure’ and ‘Beagle’ between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the ‘Beagle´s’ circumnavigation of the globe. Vol. 3. A reprint of the 1839 edition. London: Henry Colburn Publish- ers. Reediciones en español: Darwin en Chile (1832-1835) Viaje de un naturalista alrededor del mundo (1996). Colección Ima- gen de Chile: Universitaria. Chile y Darwin en Patagonia y Tie- rra del Fuego (1997). Punta Arenas: Comercial Atelí y Cia. Ltda. Good, R. (1947).  The Geography of Flowering Plants. New York: Longmans, Green and Co. Hallé, T. G. (1912). “On the geological structure and history of the Falkland Islands”. Bull. Geol. Inst. Univ. Upsala, 11 (pp. 115-229). Hooker, J. D. (1847). The botany of the Antartic voyage. I. London (pp. 1845-47). Moore, D. M. (1968). “The vascular flora of the Falkland Islands”. Brit. Antarct. Survey, Scien. Rep., 60 (pp. 1-202; 6 pl). Morrone, J. J. (2004). “Panbiogeografía, componentes bióticos y zo- nas de transición”. Rev. Bras. entomol., 48(2) (pp. 149-162). Pernetty, A. J. (1770). Histoire d’un voyage aux Îles Malouines fait en 1763 et 1764, avec des observations sur le Detroit de Magellan et sur les Patagones. París. Skottsberg, C. (1909). Studien über das Pflanzenleben der Falklan- dinseln. Wiss. Ergebn. schwed. Südpolar exped., 4(10) (p. 58). 46 Universidad y soberanía Skottsberg, C. (1913).“A botanical survey of the Falkland Islands“. Kungl. Svensk. Vet. Akad. Handl., 50(3), 1-129 (pp. 1-14). Takhtajan, A. (1986). Floristic Regions of the World. (translated by T. J. Crovello & A. Cronquist). Berkeley: University of California Press. Vallentin, E. F. y Cotton, E. M. (1921). Illustrations of the flowering plants and ferns of the Falklands Islands. London: Reeve. Zuloaga, F. O., Morrone, O. y Belgrano, M. J. (2009). Catálogo de las Plantas Vasculares del Cono Sur. Versión base de datos en sitio web del Instituto Darwinion, Argentina. Consultado el 29 de junio de 2012 [en línea] .   Apéndice 1 Lista de plantas vasculares nativas de las Islas Malvinas (según Broughton y McAdam, 2005). Nombres válidos (de acuerdo con Zu- loaga et al. 2009) en cursiva; (*) = Endemismos. Pteridófitas (= helechos) Adiantum chilense Asplenium dareoides Blechnum cordatum (= B. chilense) Blechnum magellanicum Blechnum penna-marina, Fig. 4A Botrychium dusenii Cystopteris fragilis Grammitis poeppigiana Hymenophyllum falklandicum Hymenophyllum tortuosum Huperzia magellanica Lycopodium confertum Lycopodium magellanicum Ophioglossum crotalophoroides subsp. robustum Polystichum mohrioides Rumohra adiantiformis http://www2.darwin.edu.ar/Proyectos/FloraArgentina/FA.asp http://www2.darwin.edu.ar/Proyectos/FloraArgentina/FA.asp 47Universidad y soberanía Serpyllopsis caespitosa var. caespitosa (= Hymenophyllum caespitosum) Sticherus cryptocarpus (= Gleichenia cryptocarpa) Angiospermas (“plantas con flores”) Abrotanella emarginata Acaena antarctica Acaena lucida Acaena magellanica, Fig. 4C Acaena ovalifolia Acaena pumila Agoseris coronopifolia Agrostis magellanica Agrostis meyenii Alopecurus magellanicus Anagallis alterniflora Anthoxanthum redolens (= Hierochloe redolens) Apium prostratum (= A. australe) Arachnitis uniflora (= A. quetrihuensis), Fig. 5C Armeria maritima, Fig. 5A Astelia pumila Avenella flexuosa (= Deschampsia flexuosa) Azorella filamentosa Azorella lycopodioides Azorella monantha Azorella selago Baccharis magellanica, Fig. 5B Bolax gummifera Calceolaria biflora Calceolaria fothergillii (*) Callitriche antartica Caltha appendiculata Caltha sagittata Cardammine glacialis Carex acaulis Carex aemathoryncha Carex banksii Carex caduca Carex camptoglochin Carex canescens (= C. curta) Carex decidua 48 Universidad y soberanía Carex fuscula Carex macloviana Carex magellanica Carex sagei (= C. barrosii) Carex trifida Carex vallis-pulchrae var. barrosiana Cerastium arvense, Fig. 4B Chenopodium macrospermum Chevreulia lycopodioides (*) Chiliotrichum diffusum Chloraea gaudichaudii Codonorchis lessonii, Fig. 5D Colobanthus quitensis Colobanthus subulatus Coronopus didymus (= Lepidium didymium) Cortaderia egmontiana (= C. pilosa) Crassula moschata Deschampsia antactica Deschampsia parvula Draba funiculosa Draba magellanica Drapetes muscosus Drosera uniflora Elatine sp. Eleocharis melanostachys Elymus magellanicus (= E. glaucescens) Empetrum rubrum Epilobium ciliatum Erigeron incertus (*) Euphrasia antartica Festuca contracta Festuca magellanica Gaimardia australis Galium antarcticum Gamochaeta americana Gamochaeta antarctica (*) Gamochaeta malvinensis (*) Gamochaeta spiciformis Gaultheria antarctica Gaultheria antarctica × Gaultheria pumila 49Universidad y soberanía Gaultheria pumila Gavilea australis Gavilea littoralis Gentianella magellanica Gunnera magellanica Hamadryas argentea(*) Hebe elliptica Hieracium antarcticum Hieracium patagonicum Hydrocotyle chmaemorus Hypochaeris arenaria Isolepis cernua Juncus scheuchzerioides Koeleria permollis Lagenophora nudicaulis Leptinella scariosa Leucheria suaveolens (*) Lilaeopsis macloviana Limosella australis Littorella australis Lobelia oligophylla (= Pratia repens) Luzula alopecurus Luzuriaga marginata Marsippospermum grandiflorum Montia fontana Myriophyllum quitense Myrteola nummularia Nanodea muscosa Nassauvia gaudichaudii (*) Nassauvia serpens (*) Nastanthus falklandicus (*) Nertera granadensis Nicoraepoa robusta (= Poa robusta) Olsynium filifolium Oreobolus obtusangulus Oreomyrrhis hookeri Oxalis enneaphylla Perezia recurvata Phlebolobium maclovianum (*) Plantago barbata subsp. monanthos 50 Universidad y soberanía Plantago moorei (*) Poa alopecurus Poa flabellata Polygonum maritimum (adventicia, Zuloaga et al. 2009) Potamogeton linguatus Primula magellanica Puccinellia pusilla Ranunculus acaulis Ranunculus biternatus Ranunculus hydrophilus Ranunculus maclovianus Ranunculus pseudotrullifolius Ranunculus sericocephalus Ranunculus trullifolius Rostkovia magellanica Rubus geoides Rumex magellanicus Ruppia filifolia Saxifraga magellanica Schizeilema ranunculus Schoenoplectus californicus var. tereticulmis Scutellaria nummulariifolia Senecio candidans Senecio littoralis (*) Senecio vaginatus (*) Sisyrinchium chilense Spergularia marina (adventicia, Zuloaga et al. 2009) Stellaria debilis Suaeda argentiniensis Symphyotrichum vahlii (= Aster vahlii) Taraxacum gilliesii Tetroncium magellanicum Trisetum spicatum ssp. phleoides Uncinia macloviana Valeriana sedifolia Viola maculata, Fig. 4D Viola magellanica Viola tridentata 51Universidad y soberanía Figura 3. A. Blechnum penna-marina (Poir.) Kuhn; B. Cerastium arvense L.; C. Acaena magellanica (Lam.) Vahl; D. Viola maculata Cav. Fuente: N.D. Bayón ©. 52 Universidad y soberanía Figura 4. A. Armeria marítima (Mill.) Willd.; B. Baccharis magellanica (Lam.) Pers.; C. Arachnitis uniflora Phil.; Codonorchis lessonii (Brongn.) Lindl. Fuente: N.D. Bayón ©. _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack OLE_LINK1 _GoBack P0_0 _Hlt118471711 _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack _GoBack